Vuelvo a tomarle la mano. Será un buen día, un día espléndido. Un día mágico. No puedo evitar sonreír.

Otra vez..estaba
equivocada, como siempre en lo que respecta a él. Pasan los años y sigo pensando que lo conozco y estoy quizás
más desorientada que antes. ¿Dónde quedó ese chico de veintitrés años que me trataba como a una
muñeca y me contaba cuentos? Yo quiero que me cuentes cuentos.
Quiero un cuento de conejos y arco iris.
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