Estaba totalmente segura de tres cosas.
Primera, Edward era un vampiro.
Segunda, una parte de él,
y no sabía lo potente que podía ser esa parte,
tenía sed de mi sangre.
Y tercera, estaba incondicional e irrevocablemente
enamorada de él.
Vuelvo a tomarle la mano. Será un buen día, un día espléndido. Un día mágico. No puedo evitar sonreír.
at 23:39
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