Vuelvo a tomarle la mano. Será un buen día, un día espléndido. Un día mágico. No puedo evitar sonreír.

—Conque ese es el fantasma del que has estado huyendo —dijo—. Ya sabes, el fantasma, el recuerdo. Te he visto trabajar día y noche, esclavizarte sin concederte un respiro. La gente se comporta así por tres razones:

  1. porque está loca,
  2. es idiota,
  3. o quiere olvidar.

En tu caso, yo sabía que intentabas olvidar algo. Lo que no sabía era qué.

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