Vuelvo a tomarle la mano. Será un buen día, un día espléndido. Un día mágico. No puedo evitar sonreír.

-¿Alguna otra cosa?- exigí saber.
Supuso lo que yo qeuría descubrir y admitió:
-Pronunciaste mi nombre.
Frustrada, suspiré.
-¿Mucho?
-Exactamente, ¿cuántas veces entiendes por <>?
-Oh, no.
Bajé la cabeza, pero él la atrajo contra su pecho con suave naturalidad.
-No te acomplejes -me susurró al oído-. Si pudiera soñar, sería contigo. Yno me avergonzaría de ello.

0 comentarios: