Vuelvo a tomarle la mano. Será un buen día, un día espléndido. Un día mágico. No puedo evitar sonreír.

—¿Es que realmente no te das cuenta de lo importante que eres para mí? ¿Tienes alguna idea de cuánto te quiero?
Me apretó más fuerte contra su pecho duro acomodando mi cabeza bajo su barbilla. Presioné los labios contra su cuello frío como la nieve.
—Lo que sí sé es cuánto te quiero yo —repuse.
—Eso es comparar un árbol con todo un bosque.
Puse los ojos en blanco, pero él no pudo verme.
Imposible-

0 comentarios: