Vuelvo a tomarle la mano. Será un buen día, un día espléndido. Un día mágico. No puedo evitar sonreír.

-Pero ¿que bien ajeno has codiciado tu? -le pregunte- Lo tienes todo.
-Te codicie a ti -su sonrisa se apago- No tenia derecho a poseerte, pero fui y te tome de todos modos. Ahora, mira como has acabado: intentando seducir a un vampiro -Meneo la cabeza con horror fingido
-Tienes derecho a codiciar lo que ya es tuyo- le conteste- Además, creía que lo que te preocupaba era mi castidad.
-Y lo es. Si resulta demasiado tarde para mi... Prefiero arder en las llamas del infierno, y perdoname el juego de palabras, antes que dejar que te impidan entrar al cielo.
-No puedes pretender que entre en un sitio donde tu no vayas a estar -le dije- esa es mi única definición del infierno. De todas formas, tengo una solución muy fácil: No vamos a morirnos nunca, ¿De acuerdo?.

0 comentarios: