No sabía demasiado de él, pero de algo estaba segura: cuando aparecía en la pantalla su nombre mi corazón se distendía, me hacía vibrar. El me hacía vibrar y sentir bien. Quizás estaba enamorada del hombre equivocado. O tal vez, solo tal vez, todavía no había conocido al hombre equivocado.
Vuelvo a tomarle la mano. Será un buen día, un día espléndido. Un día mágico. No puedo evitar sonreír.
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